miércoles, 8 de junio de 2011

Creo que todavía hoy me asustaría el silbido de Kromer si volviese a oírlo inesperadamente.

4 comentarios:

  1. Una vez mi madre me trajo un trocito de chocolate a la cama. Aquello era un recuerdo de años pasados, cuando solía recibir estas pequeñas sorpresas si había sido bueno. Me dolió tanto el recuerdo que sólo pude mover la cabeza. Ella me preguntó qué me pasaba y me acarició el pelo. Sólo pude responder: «Nada, nada. No quiero que me des nada.»

    ResponderEliminar
  2. impresionante este libro, se aprenden muchas cosas de las cuales no te das cuenta que existen o por lo menos no te paras a pensar en ellas, gracias por la recomendación ;)

    ResponderEliminar
  3. Si señorita, muchisimas gracias :)

    ResponderEliminar

maullidos tintineantes