sábado, 25 de diciembre de 2010

El árbol de tu puerta: se venga mediante el monólogo.

    Pasaste la primavera cogiendo flores. Ahora las hojas rabian de tristeza y de celos. Se sienten solas, no hay nadie por la calle y tiemblan de frío de viento: no has cogido ni una, pasas de largo sin oler, sin escuchar, apenas sin mirar. Y ellas intentan resistir conmigo: si tu no me quieres tampoco te quiero yo a tí. Pero es inútil engañarse tanto tiempo. Acaban por tirarse de lo alto, a tu paso. El que no lo entiende lo llama "otoño" o "invierno". Pero tu las pisas y las olvidas, y lamentas incluso que por desvivirse por tí, se han quedado marchitas y feas, y ya no pueden volver arriba con mis ramas para que las abrace. Es demasiado tarde. Ellas desde el suelo, si deciden quedarse, resistirán hasta la primavera para ver otra vez a esas malditas flores aparecer y a tí pararte por ellas, otra vez.
Así, las hojas moribundas exhalan, convencidas, que el año que viene serán más listas y resistirán altas e inmóviles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

maullidos tintineantes